Ingeniería inversa para la adaptación tecnológica en una empresa manufacturera peruana, estudio de caso
El sector manufacturero se ha convertido en uno de los ejes de la economía peruana por sus altas tasas de
crecimiento a partir de la liberación comercial de la década de los noventa generando nuevos empleos,
ingresos fiscales y desarrollo de pequeñas empresas que producen partes y servicios para este sector.
Evidentemente, su crecimiento y competitividad está fuertemente relacionado con la innovación
tecnológica donde un 65,5% de las empresas manufactureras desarrolló al menos una actividad de
innovación en el periodo 2009-2011 (CONCYTEC, 2013). Cabe destacar que estas actividades de
innovación tienen como objetivo final mejorar los resultados de la empresa al desarrollar y poner en
marcha nuevos productos y procesos ("Oslo manual," 2005). Estas van desde actividades en investigación
y desarrollo interno y externo, transferencia tecnológica, adquisiciones de bienes de capital y TIC’s,
capacitación, hasta las de diseño e ingeniera industrial. A propósito, el resultado de la primera Encuesta
Nacional de Innovación en la Industria Manufacturera muestra que el 78,4% de las empresas centran sus
esfuerzos en la adquisición de bienes de capital (INEI, 2012). Esta falta de equilibrio entre las actividades
de innovación, pone en riesgo el desarrollo de capacidades endógenas y es un factor que explica el
subdesarrollo tal como señala Máximo Vega (2003, p. 32): “una indagación global e histórica sobre las
causas del subdesarrollo llevo a evaluar la relación de las economías subdesarrolladas con las
desarrolladas (…) se trata esta vez de la dependencia como forma de relación con resultados
predeterminados y distribución no equitativa de los frutos”. Pero, como señala el Manual de Oslo estas
adquisiciones son “necesarias para poner en marcha innovaciones de producto y proceso” ("Oslo
manual," 2005, p. 97) y son preferidas por las organizaciones porque obtienen ventajas competitivas
inmediatas, teniendo un mejor posicionamiento en los mercados sin tener que preocuparse por sus
capacidades tecnológicas internas (Lugones, Peirano, & Giudicatti, 2004). Asimismo, Odagiri, Goto,
Sunami y Nelson (2010, p. 15) mencionan su importancia al señalar que “para alcanzar el estado de arte
de la tecnológica, un país tiene que adquirir tecnologías (extranjeras) de diferentes formas” y coincide con
lo planteado por Olivares O. (2004, p. 17) al decir que “se tiene que aprovechar los conocimientos y
tecnologías que se van produciendo en el resto del mundo, evaluarlos, mejorarlos y adaptarlos a nuestras
necesidades de productividad y competitividad”.
Por otro lado, estas adquisiciones conllevan a realizar un proceso de adaptación al contexto de la
organización debido a que las nuevas tecnologías casi nunca se encuentran perfectas en la etapa de
introducción inicial, originándose problemas y contingencias que no fueron anticipadas antes de la misma
(Rosenberg, 1982). De esta manera, los usuarios de la tecnología son obligados a realizan ajustes o
cambios para alcanzar una buena eficiencia operativa de la misma (Hollander & Knox, 1966). La
adaptación de tecnología siempre implicará beneficios para las organizaciones como la reestructuración
de sus operaciones, la competitividad y en el incremento de los conocimientos en sus empleados
(Leonard-Barton, 1988). En apoyo este punto cabe mencionar el planteamiento de Odagiri et al. (2010,
p. 3) “la importación de equipos y maquinaria contribuyen en parte por aumentar la productividad y en
parte por proveer de oportunidades para hacer ingeniería inversa”.
Es así como la ingeniera inversa es usada en las organizaciones como una fuente de información para
planificar e implementar adaptaciones técnicas y rediseños (Montanha, Ogliari, & Black, 2007). En
Japón, la ingeniería inversa fue una importante fuente de adquisición de conocimientos antes de la
Segunda Guerra Mundial, por ejemplo Toyota empezó el desarrollo de automóviles desamoblando y
copiando carros importados como Chevrolet y Fiat sin tener problemas en propiedad intelectual porque la
presencia de Toyota en el mercado era tan pequeña en ese tiempo que General Motor y otras marcas
(Odagiri, Goto et al., 2010).
No muchos son los trabajos que describen de qué forma las empresas importan tecnología y llevan
adelante su proceso de ingeniería inversa y cómo se organizan para superar los obstáculos que esto
conlleva. A partir del interés en ahondar la mirada sobre los aspectos empíricos de estos procesos, se
plantea la necesidad de incorporar mayores investigaciones a partir de la cual se analiza la situación en un
momento concreto con breves alusiones a la herencia del pasado.
Marco teórico:
La adaptación tecnológica se refiere a los ajustes y cambios realizados por los usuarios, seguido de la
instalación de una nueva tecnológica en un lugar determinado (Tyre & Orlikowski, 1994). Según
Leonard-Barton (1988) se trata de una modificación de características complejas y recursivas que
involucra “mutual adaptattion” entre la nueva tecnología y la organización requiriendo la activa
cooperación de los usuarios y desarrolladores de tecnología. Esta cooperación se vuelve más fuerte
cuando la tecnología es muy sofisticada apelando a veces a licenciamientos (Odagiri, Goto et al., 2010).
Por otro lado, Majchrzak et al. (2000) afirma que es un proceso a través del cual los usuarios manipulan y
reconfiguran sus tecnologías para mejorar su trabajo, además estas acciones elegidas son aprovechadas en
el contexto social donde se encuentran.
La ingeniería inversa se trata de un “proceso de captura y análisis de información a partir de un sistema
existente con el fin de optimizar sistemas que están siendo desarrollados” (Montanha et al., 2007, p. 24).
Mientras que M.G Rekoff (1985, p. 244) lo define como “un proceso de desarrollo de una serie de
especificaciones de un sistema de hardware complejo que se realiza mediante una ordenada examinación
sin el beneficio de ningún dibujo original, con el propósito de realizar un clon del sistema de hardware
original”. Con un enfoque de vigilancia, Chikofsky et al. (1990, p. 13) manifiesta que “es regularmente
aplicado a mejorar productos propios así como analizar productos de los competidores o adversarios en
situaciones militares o de seguridad nacional”. De igual manera, el autor citado concuerda de que “la
ingeniería reversa en si misma no involucra cambiar o crear un nuevo sistema sino que se trata de un
proceso de examinación y no un proceso de cambio o replicación” (1990, p. 15)
crecimiento a partir de la liberación comercial de la década de los noventa generando nuevos empleos,
ingresos fiscales y desarrollo de pequeñas empresas que producen partes y servicios para este sector.
Evidentemente, su crecimiento y competitividad está fuertemente relacionado con la innovación
tecnológica donde un 65,5% de las empresas manufactureras desarrolló al menos una actividad de
innovación en el periodo 2009-2011 (CONCYTEC, 2013). Cabe destacar que estas actividades de
innovación tienen como objetivo final mejorar los resultados de la empresa al desarrollar y poner en
marcha nuevos productos y procesos ("Oslo manual," 2005). Estas van desde actividades en investigación
y desarrollo interno y externo, transferencia tecnológica, adquisiciones de bienes de capital y TIC’s,
capacitación, hasta las de diseño e ingeniera industrial. A propósito, el resultado de la primera Encuesta
Nacional de Innovación en la Industria Manufacturera muestra que el 78,4% de las empresas centran sus
esfuerzos en la adquisición de bienes de capital (INEI, 2012). Esta falta de equilibrio entre las actividades
de innovación, pone en riesgo el desarrollo de capacidades endógenas y es un factor que explica el
subdesarrollo tal como señala Máximo Vega (2003, p. 32): “una indagación global e histórica sobre las
causas del subdesarrollo llevo a evaluar la relación de las economías subdesarrolladas con las
desarrolladas (…) se trata esta vez de la dependencia como forma de relación con resultados
predeterminados y distribución no equitativa de los frutos”. Pero, como señala el Manual de Oslo estas
adquisiciones son “necesarias para poner en marcha innovaciones de producto y proceso” ("Oslo
manual," 2005, p. 97) y son preferidas por las organizaciones porque obtienen ventajas competitivas
inmediatas, teniendo un mejor posicionamiento en los mercados sin tener que preocuparse por sus
capacidades tecnológicas internas (Lugones, Peirano, & Giudicatti, 2004). Asimismo, Odagiri, Goto,
Sunami y Nelson (2010, p. 15) mencionan su importancia al señalar que “para alcanzar el estado de arte
de la tecnológica, un país tiene que adquirir tecnologías (extranjeras) de diferentes formas” y coincide con
lo planteado por Olivares O. (2004, p. 17) al decir que “se tiene que aprovechar los conocimientos y
tecnologías que se van produciendo en el resto del mundo, evaluarlos, mejorarlos y adaptarlos a nuestras
necesidades de productividad y competitividad”.
Por otro lado, estas adquisiciones conllevan a realizar un proceso de adaptación al contexto de la
organización debido a que las nuevas tecnologías casi nunca se encuentran perfectas en la etapa de
introducción inicial, originándose problemas y contingencias que no fueron anticipadas antes de la misma
(Rosenberg, 1982). De esta manera, los usuarios de la tecnología son obligados a realizan ajustes o
cambios para alcanzar una buena eficiencia operativa de la misma (Hollander & Knox, 1966). La
adaptación de tecnología siempre implicará beneficios para las organizaciones como la reestructuración
de sus operaciones, la competitividad y en el incremento de los conocimientos en sus empleados
(Leonard-Barton, 1988). En apoyo este punto cabe mencionar el planteamiento de Odagiri et al. (2010,
p. 3) “la importación de equipos y maquinaria contribuyen en parte por aumentar la productividad y en
parte por proveer de oportunidades para hacer ingeniería inversa”.
Es así como la ingeniera inversa es usada en las organizaciones como una fuente de información para
planificar e implementar adaptaciones técnicas y rediseños (Montanha, Ogliari, & Black, 2007). En
Japón, la ingeniería inversa fue una importante fuente de adquisición de conocimientos antes de la
Segunda Guerra Mundial, por ejemplo Toyota empezó el desarrollo de automóviles desamoblando y
copiando carros importados como Chevrolet y Fiat sin tener problemas en propiedad intelectual porque la
presencia de Toyota en el mercado era tan pequeña en ese tiempo que General Motor y otras marcas
(Odagiri, Goto et al., 2010).
No muchos son los trabajos que describen de qué forma las empresas importan tecnología y llevan
adelante su proceso de ingeniería inversa y cómo se organizan para superar los obstáculos que esto
conlleva. A partir del interés en ahondar la mirada sobre los aspectos empíricos de estos procesos, se
plantea la necesidad de incorporar mayores investigaciones a partir de la cual se analiza la situación en un
momento concreto con breves alusiones a la herencia del pasado.
Marco teórico:
La adaptación tecnológica se refiere a los ajustes y cambios realizados por los usuarios, seguido de la
instalación de una nueva tecnológica en un lugar determinado (Tyre & Orlikowski, 1994). Según
Leonard-Barton (1988) se trata de una modificación de características complejas y recursivas que
involucra “mutual adaptattion” entre la nueva tecnología y la organización requiriendo la activa
cooperación de los usuarios y desarrolladores de tecnología. Esta cooperación se vuelve más fuerte
cuando la tecnología es muy sofisticada apelando a veces a licenciamientos (Odagiri, Goto et al., 2010).
Por otro lado, Majchrzak et al. (2000) afirma que es un proceso a través del cual los usuarios manipulan y
reconfiguran sus tecnologías para mejorar su trabajo, además estas acciones elegidas son aprovechadas en
el contexto social donde se encuentran.
La ingeniería inversa se trata de un “proceso de captura y análisis de información a partir de un sistema
existente con el fin de optimizar sistemas que están siendo desarrollados” (Montanha et al., 2007, p. 24).
Mientras que M.G Rekoff (1985, p. 244) lo define como “un proceso de desarrollo de una serie de
especificaciones de un sistema de hardware complejo que se realiza mediante una ordenada examinación
sin el beneficio de ningún dibujo original, con el propósito de realizar un clon del sistema de hardware
original”. Con un enfoque de vigilancia, Chikofsky et al. (1990, p. 13) manifiesta que “es regularmente
aplicado a mejorar productos propios así como analizar productos de los competidores o adversarios en
situaciones militares o de seguridad nacional”. De igual manera, el autor citado concuerda de que “la
ingeniería reversa en si misma no involucra cambiar o crear un nuevo sistema sino que se trata de un
proceso de examinación y no un proceso de cambio o replicación” (1990, p. 15)
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