Metodología en el Proceso de Elaboración del Plan de Gestión de Recursos Hídricos en Cuenca

Planificación con visión compartida

Planificación de Visión Compartida y continua, es un enfoque de planificación que involucra a los actores de la cuenca en la toma de decisiones y en el análisis técnico, que incorpora tres aspectos, como se muestra en la Figura N°1.

Figura N°1: Planificación con Visión Compartida

Planificacion_01.png

Fuente: Guía Metodológica para la formulación participativa de Planes GIRH de Cuencas

a.-Tradicionales metodologías de planificación de los recursos hídricos, basado en principios y directrices, pero con participación de los interesados,

b.- Participación del público estructurado, que Involucra las partes interesadas que participan en: (i) Identificar y evaluar el estado del problema y medir las respuestas a las intervenciones, (ii) evaluar los efectos de las distintas alternativas, (iii) Modificación de alternativas y (iv) selección de alternativas, y

c.- El uso de la modelación de colaboración, que significa el uso intensivo de modelos de computación integrada a diferencia de otros procesos colaborativos que son de análisis técnico tradicional.

La planificación de los recursos hídricos

La planificación con visión compartida tiene un carácter iterativo y de retroalimentación, al desarrollarse los tres (3) ciclos o etapas (diagnóstico, alternativas y plan de gestión), donde cada parte del ciclo tiene una pregunta que lo define, una característica general, unos resultados esperados y un documento definitivo a entregar.

La secuencia lógica de iteración y de retroalimentación es: (7) Diagnostico, (10) alternativas, (14) formular el Plan, (9) modelización y (7) complementar el diagnóstico. Figura N° 2.

Figura N° 2: Proceso Iterativo de Elaboración de PGRHC

Planificacion_02.png

Fuente: Guía Metodológica para la formulación participativa de Planes GIRH de Cuencas
 

La planificación de los recursos hídricos es iterativa, cuyos componentes de la iteración de tres ciclos, son:

Primero:    Precisar y actualizar el diagnóstico de “la cuenca que se tiene”

Segundo: Formular y comparar alternativas de gestión, que viene a ser “la cuenca que se desea”

Tercero:     Formular y actualizar el plan de gestión de los recursos hídricos de la cuenca, que viene a ser “la cuenca que se puede”

 

La Seguridad Hídrica en los Planes de Gestión de Recursos Hídricos en Cuenca

Las principales razones por las cuales la incorporación de Seguridad Hídrica (SH) en la planificación de gestión de recursos hídricos resulta trascendental son las siguientes:

  • Se centra en la importancia del agua en el desarrollo social y económico, y no en los procesos relativos a su manejo, y establece una relación entre los objetivos de desarrollo nacional y la gestión del sistema hídrico. De ese modo, establece un objetivo estratégico focalizado en lo que importa a las personas y la sociedad, responde a las interrogantes de los tomadores de decisión en relación con los temas asociados a la gestión de agua y contribuye a dar contenido y peso al tema del agua en las decisiones políticas.
  • Enfatiza la necesidad de identificar las amenazas e incertidumbres que debe enfrentar la gestión del agua y de revisar la capacidad de la sociedad para adaptarse a los nuevos escenarios, aspectos sobre los cuales existe una creciente conciencia mundial. Así, se orienta a definir criterios para establecer metas y evaluar políticas públicas a partir del análisis de los riesgos que resultan aceptables y de las disponibilidades que son adecuadas para la población.
  • Presenta una aproximación integral de la relación entre el agua y la sociedad, incluyendo sus aspectos sociales, económicos y ambientales.

El uso del concepto de SH en distintas regiones del mundo se ha realizado con énfasis y alcances distintos, según las realidades que se busca atender. En el caso del Perú, la definición de SH consiste en tener:

  1. Una disponibilidad de agua que sea adecuada, en cantidad, oportunidad y calidad, para los usos primario, poblacional y productivo, y para la conservación de los ecosistemas.
  2. La capacidad –institucional, financiera y de infraestructura- y la cultura del agua necesarias para acceder y aprovechar dichos recursos de forma sustentable.
  3. Un nivel aceptable de riesgos para la población, el medio ambiente y la economía, asociado a los recursos hídricos.
  4. La capacidad para abordar los conflictos que puedan surgir de disputas sobre aguas compartidas y convertirlos en soluciones beneficiosas para las partes.